La sexualidad humana presenta una dimensión muy compleja y extensa donde la diversidad de estímulos que pueden provocar interés erótico es muy amplia. Los estudios más recientes sostienen que los factores que dirigen la atracción sexual responden a un origen psicológico, genético y cultural. Esto quiere decir que el hecho de que nos atraigan determinados rasgos o que nos exciten ciertas prácticas, viene determinado por nuestra biología individual, nuestras experiencias vitales personales y la influencia de la sociedad.
Independientemente de cual sea el objeto de deseo de un individuo o la forma en la que prefiere llevar a cabo su actividad sexual, se entiende que esta atracción se dirige hacia otro ser humano con la madurez física y psicológica suficiente como para consentir el mantener esa relación.